Integración del cuerpo, la mente
y las emociones en la terapia craneo- sacral
resumen capítulo 5º
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La Terapia Cráneo- Sacral es un profundo método de trabajo corporal y emocional por el que se accede a través de las manos del terapeuta al sistema cráneo-sacral, que está en íntima relación con los sistemas nervioso, musculoesquelético, vascular, endocrino y respiratorio.
Todos estamos familiarizados con el ritmo respiratorio y cardíaco, pero no con el ritmo craneal.
Posando las manos en diferentes partes del cuerpo, el terapeuta cráneo-sacral ha aprendido a sentir e interpretar este ritmo, que es más sutil y está en la esencia del cuerpo. Este ritmo, también llamado mecanismo respiratorio primario (MRP), consiste en unas pulsaciones por ondas (de 6 a 14 ciclos por minuto) causadas por la rítmica producción y reabsorción del liquido cefalorraquídeo (fluido cerebroespinal).
Este líquido, claro e incoloro, es producido en los ventrículos del cerebro por filtraciones y secreciones de las redes capilares (llamadas plexos coroideos) y circula por la membrana dural, que rodea interiormente los huesos de la cabeza, bajando por el interior de la médula espinal hasta el sacro y volviendo de nuevo por la médula espinal hasta el cerebro, siendo gradualmente reabsorbido por el sistema venoso. Es la razón por la que los huesos de la cabeza y el sacro tienen un pequeño movimiento y adquieren cierta flexibilidad permitiendo un ritmo de expansión-contracción., que afecta a todos los órganos y tejidos corporales. El terapeuta cráneo-sacral ha aprendido a leer e interpretar el ritmo en diferentes partes del cuerpo, recibiendo información de los posibles desajustes y síntomas del sistema.
El MRP es una respiración interna y profunda, que entra en acción antes de la respiración pulmonar y es fundamental para el conjunto del organismo (se puede palpar hasta 15 min. post mortem).
A fin de entender los diferentes enfoques de la terapia cráneo- sacral, todos ellos muy válidos en mi opinión, necesitamos distinguir entre enfoques biomecánicos y biodinámicos. En enfoque biomecánico tendemos a trabajar con las manifestaciones más físicas del sistema. Y exploramos sobre todo mediante examen activo del movimiento: el eje de rotación, la restricción y la descompensación en el movimiento y corregimos. En el principio biodinámico las fuerzas inherentes autorreguladoras se utilizan para la corrección. La exploración es pasiva y el terapeuta actúa mas como fulcro de la fuerza intrínsecas del sistema.
Las terapias somáticas, como la terapia cráneo-sacral, que enfatizan el toque profundo, son en general bastante efectivas en descubrir material traumático y podemos usar herramientas y métodos seguros y efectivos para su liberación.
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Hoy en día ya es un hecho aceptado la relación que existe entre el cuerpo y la mente. Incluso diría yo la relación íntima entre cuerpo, mente, emociones y espíritu. En el campo de la psico-neuro-inmunología se han descubierto las conexiones entre los estados psicológicos negativos y su influencia en la respuesta inmunológica. En el cuerpo se puede leer nuestro estado mental y emocional. Como bien dice Andrzej Pilat , “la fascia es el cuerpo de la emoción”.
El estrés, la excitación, la represión…, se van a reflejar en patrones y posturas musculares características. Incluso los traumas físicos y emocionales del pasado están reflejados en nuestros tejidos, lo que denominamos “nudos de energía” (concepto desarrollado por la terapia cráneo-sacral americana).

Los “nudos de energía” (“energy cyst”) son áreas de disfunción corporal que se manifiestan como obstrucción a la eficiente conducción de energía y electricidad a través de los tejidos del cuerpo (principalmente fascia). La función normal del cuerpo se ha inhibido en esa área y el cuerpo se debe adaptar a esa actividad desorganizada. Puede ser efectos residuales resultado de: traumas físicos, invasión patógena, disfunción fisiológica e incluso de problemas mentales y emocionales. Tomando como ejemplo un trauma físico, un accidente, el cuerpo tiene dos maneras de responder a la fuerza física del impacto:
- empieza inmediatamente a disipar esta fuerza y el proceso natural de curación sigue,
- o la fuerza física impuesta en el cuerpo se retiene en lugar de disiparse.
A un nivel de física la fuerza del impacto representa exceso de energía, que representan vectores de fuerza que entra en el cuerpo. Y tiene una entrada en el cuerpo y una salida. (Penetra en los tejidos a una profundidad que está determinada por la cantidad de fuerza procedente de la colisión y por la densidad de los tejidos.) Si la energía del impacto no puede disiparse se encapsula o aisla y es lo que denominamos nudo de energía. El cuerpo se adaptara a la presencia del nudo, comprometiendo el proceso normal de funcionamiento: se entorpece la movilidad de la fascia alrededor del nudo y se reduce la normal conductibilidad eléctrica de los tejidos envueltos. Todo esto debilita la energía corporal en la zona del nudo creando tensión y disfunción. Siendo una zona de posible debilidad.
Hay tres factores importantes para determinar si el cuerpo es capaz de disipar la energía traumática:
- La cantidad de energía: el impacto va a crear una serie de entradas de vectores de fuerza, y va a trasmitir una energía al cuerpo que depende de la fuerza y velocidad del impacto, contrarestado por la densidad del tejido. Si el impacto es demasiado grande puede comprometer la habilidad del cuerpo para disipar la energía del golpe. (También podíamos hablar de un trauma emocional, como ya veremos más adelante, algo que la persona no lo pude digerir.)
- Anteriores lesiones en la misma área corporal: se vuelve una zona más vulnerable y puede comprometer la habilidad para disipar la energía.
- Ciertos estados emocionales negativos, como el enfado o el miedo, paralizan la habilidad del cuerpo para disipar la energía. Si estos estados negativos son dominantes en el momento del accidente o lesión, el cuerpo probablemente retendrá la fuerza del daño desarrollando un nudo energético. Una vez que las emociones negativas se han descubierto y revivido con el apoyo del terapeuta, será más fácil liberar el nudo energético.
Una de las técnicas más efectivas dentro de la terapia cráneo- sacral para liberar un nudo de energía de origen traumático es la técnica de Unwinding (desenroscamiento). La realización de la técnica esta basada en seguir el movimiento inherente que aparece involuntariamente al sostener la zona a tratar fuera de la fuerza de la gravedad.
La liberación se obtiene cuando el cuerpo asume la misma postura en la que estaba cuando se produjo el golpe original, para que haya un camino recto de salida para la energía encapsulada.
Para ello es importante que el terapeuta mantenga sus manos neutrales cuando hace la técnica, y que el cliente no provoque conscientemente ningún movimiento. La técnica es encontrar y mantener la correcta posición del cuerpo, posición terapéutica, hasta la liberación. El terapeuta debe estar muy atento a diferentes signos que nos da la información de que hemos llegado a la posición correcta de liberación: el ritmo cráneo- sacral entra en una parada con tensión (diferente al punto de quietud), liberación de calor, pulso terapéutico (pulso neuromuscular de liberación), imágenes y memorias significativas de liberación (recordar que las emociones son uno de los factores importantes en la creación de los nudos) y ahí mantener la posición.